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22/10/14 

Expresión (1)

 

El trabajo de todo un año, nos trajo hasta esta sesión. La confianza generada, la puerta abierta para comunicarnos, para transformarnos, nos tiene aquí. Tal como les decía, al final de la sesión anterior, Luca nos contó una experiencia bastante íntima. Y para la sesión de este día, yo llevaba el material preparado, tenía claro sobre qué quería trabajar, pero los chicos me propusieron que continuáramos contando nuestros secretos o nuestras experiencias y, por supuesto, acepté.

 

En esta oportunidad no haré transcripción de la sesión. Los invito a escuchar atentamente el audio 22 de octubre ex-presión. En lugar de eso, invitaré una voz autorizada para hablar sobre la intimidad. Sin duda, de eso se trata esta sesión: de intimidad.

 

Así como el cuerpo y los afectos no se pueden pensar de manera aislada, la comunicación y la intimidad, tampoco. Es claro que existe todo tipo de afectaciones, transformaciones y transmutaciones entre cuerpos, pero la alegría en la comunicación entre cuerpos llega con la intimidad: con la empatía, con la capacidad real de escuchar (sentir, vivir, ser) al otro.

 

Exteriorizar nuestras vivencias, hacernos conscientes de ellas, y narrarlas como experiencias constitutivas de nuestra vida, nos permite reconocer en el otro un cuerpo sensible igual a nosotros. Todos, sin importar nuestro rol en el contexto académico, albergamos vivencias que nos determinan y que tememos exteriorizar; pero un ambiente de confianza, propicio para la transformación, nos permite convertir nuestras vivencias en experiencias, hacernos responsables de ellas, y tejer comunidad alrededor de nuestras narraciones.

 

Ahora sí, la comunicación como afectación implica reconocer que el otro también tiene experiencias que determinan su forma de asumir el presente, y que estamos en capacidad de mostrar nuestras heridas y ver las de los demás, con el respeto que merece el otro, igual a nosotros.

 

Hay comunicación, cuando aceptamos la transformación a la que nos invita el otro: una transformación que consiste en conocer las razones de su ser y su actuar, y respetarlas, tal como queremos que sean respetadas las nuestras. Esta noción de experiencia es presentada por María Teresa Luna, de la siguiente manera

 

[…] sabemos que lo que ha pasado, el antes, es inmodificable, aunque reinterpretable en función del futuro, que pese a ser desconocido (en la medida en que nunca sabemos con certeza lo que vendrá), está sometido de todas maneras a nuestras elecciones, lo que lo hace en cierta forma planificable. Esta es la importancia de la experiencia. La vivencia que ha sido pasada por la conciencia, a la cual llamaremos experiencia, orienta nuestra vida a futuro, pues desde ahí podemos intencionar lo que vendrá.

 

La experiencia (vivencia puesta en la conciencia), orienta por lo tanto nuestras vivencias venideras. En la experiencia producimos las tipificaciones (los tipos de actos y las consecuencias típicas de ellos), que darán forma a las diferentes formas de planificar y orientarse en la vida. La vivencia se organiza como experiencia, es decir, como sentido, en submundos que corresponden a órdenes diferentes de realidad: las fantasías, los dioses, la ciencia, el arte, el juego, los sentidos particulares referidos a objetos particulares en el mundo de la vida. (Luna, 2007)

 

Poner en común nuestras experiencias nos permite reflexionar sobre nuestro papel como cuerpos sensibles (Cabra, 2013) en la transformación de cuerpos sensibles (Cabra, 2013) con menor potencia: los niños. La discusión se encaminó, entonces, hacia la responsabilidad que tenemos ante la construcción de experiencias de nuestros hermanos, primos, sobrinos o compañeros del colegio. Nosotros, como cuerpos con una potencia para obrar, debemos actuar con consciencia de las transformaciones a las que llevamos a los cuerpos sensibles (Cabra, 2013) con menos potencia.

 

Esto nos lleva a pensar, además, que las dinámicas propias del fenómeno comunicativo de la institución pueden modificar la esfera íntima de los estudiantes y, a su vez, pueden ser modificadas por los cambios presentes en cada integrante de la institución. Y, según Luna (2007), los cambios más fuertes en la estructura moral de la esfera de la intimidad surgen en la interacción con los pares (en nuestro caso, con estudiantes de la misma franja etaria).

 

1 Audio 22 de octubre: expresión

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