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01/10/14 

¿Cómo se hace un diario de campo? (1)

 

En esta sesión trabajamos sobre el diario de campo como instrumento de recolección de datos. Presentamos información general y llegamos a acuerdos sobre nuestro plan de trabajo para las dos siguientes semanas.

 

Los estudiantes continuaron con su observación y contaron los avances de la semana. Algunos de ellos hicieron un trabajo juicioso, pero la sesión tomó valor por la conversación que tuvimos, más que por los avances en sus observaciones.

 

Valentina

 

Al iniciar la sesión, sólo había una estudiante, empezamos a charlar sobre las observaciones que deben hacer, pero la conversación se volvió completamente personal y la estudiante me dijo algo que me dejó completamente fuera de lugar.

Transcripción de la grabación 1 de octubre 1.

 

Edson: le cambia la vida a una persona cuando cambia de primaria a bachillerato ¿qué es lo que cambia?

Valentina: su forma de pensar y que empieza a mirarlo como que tiene que dar ejemplo.

Edson: y ¿darle ejemplo a quién?

Valentina: a los más chiquitos… no sé.

Edson: eso quiere decir que a ti te dieron ejemplo cuando eras la más chiquita.

Valentina: sí, creo.

Edson: ¿cómo así que creo?

Valentina: pues sí porque hasta el momento… (Risas)

Edson: te dieron muy mal ejemplo… te hicieron un daño. (Risas)

Edson: contigo la embarraron. Ahí se arruinó una vida. (Risas)

Valentina: uno toma los ejemplos que quiere tomar.

Edson: o sea que tú tomaste sólo los malos (risas)

Valentina: ¡no! (risas) todos los malos no… algunos.

[…]

 

Los tres aspectos en los que cambia la vida de una persona, en su paso de primaria a bachillerato, según Valentina, son:

 

  • El estudiante adquiere responsabilidad.

  • Tiene más claridad en las cosas.

  • Adquiere un criterio para tomar decisiones.

 

Pero, a partir del minuto 5’10’’, la estudiante deja de hablar de su objeto de observación y empieza a hablar de sí misma

 

Valentina: le voy a contar algo, pero no me vaya a criticar.

Edson: Hágale

Valentina: pues, aunque sé que no se soluciona… yo me corto.

Edson: ¿te qué…?

Valentina: …me corto.

Edson: ¿te cortas?

Valentina: sí.

Edson: ¿cómo te cortas?

Valentina: pues… los brazos.

Edson: te cortas los brazos (para romper un poco la presión del momento, hice el gesto de abrir el portátil y escribir en él).

Valentina: (risas) ¡no lo anote! ¡Véalo! (risas) no es pa’ que lo anote.

Edson: y… ¿cómo pa’ qué o qué?

Valentina: …

Edson: ¿hasta sangrar?

Valentina: no porque es que…

Edson: (risas) “¿pa’ qué derramar lágrimas si tengo sangre?”

Valentina: no porque es que… pues yo lo pensaba así. Yo pensaba que, si uno tenía la culpa, al sentir uno dolor, pues… como que se siente mejor. Pero eso no solucionaba el problema, se hacía el problema más grande.

 

Ante estas palabras, sentí la necesidad de hacer algún chiste para liberar la presión, así que abrí el portátil nuevamente.

 

Valentina: (risas) ¡que no lo anote! ¡Usted sí es! (risas)

Edson: y ¿si no tienes la culpa?

 

En ese momento entra otra integrante del grupo.

 

Edson: y ¿si no tienes la culpa?

Valentina: nunca me he puesto a pensar en eso.

Edson: ah ¡siempre has tenido la culpa!

Valentina: (risas) pues, es que yo lo pensaba así.

 

Ella me dice que su interés está centrado en el cambio que tienen los estudiantes cuando pasan de la primaria al bachillerato. Sin embargo, su agresividad es tema del día entre los compañeros de clase: en ella se evidencia una necesidad de llamar la atención, de “hacerse respetar” de cualquier manera, generalmente con fuerza desmedida. Ahora, vemos que, para ella, los ejemplos de los grandes son fundamentales para construir la personalidad. Seguramente esa es la razón que la lleva a interesarse en este fenómeno: ella ve las vivencias de otros (el ejemplo) como un factor de decisión de sus propias vivencias.

 

En esta oportunidad, me contó que ella se sentía mejor cuando se laceraba: afirmaba que si había hecho algo o era culpable de algo, sentir dolor le ayudaba a sentirse mejor consigo misma, entonces se cortaba los brazos como una forma de contrarrestar la culpa que sentía. Sin embargo, entró en conflicto cuando la invité a pensar sobre la posibilidad de que ella no fuera culpable, y que se estaba lacerando sin razón.

 

Considero que ella experimenta varios tipos de transformación (2): por una parte, comparte conmigo una experiencia (decide contarme cómo actúa cuando se siente culpable); pero, además entra en conflicto ante la idea de no ser culpable, y evalúa su forma de actuar ante esta nueva posibilidad. Si bien, en este punto no sé si su forma de actuar o pensar cambia, si es evidente que se hace preguntas que antes no se hacía.

 

Más adelante (en el minuto 13’50’’ del audio 1 de octubre 4), cuenta que un día se sintió atacada por su hermano, y le tiró un cuchillo. Así mismo, en el salón de clase ataca a sus compañeros con lo que tenga a la mano: esferos, cuadernos, esmaltes, etc. Más los gritos constantes que el grupo debe soportar.

 

Ahora, siempre que grita o reacciona de manera agresiva, el grupo le llama la atención, trata de convencerla de que no son sus enemigos, y de que pueden solucionar cualquier dificultad sin necesidad de gritar, amenazar o pelear. Siento que el grupo trata de establecer límites para ella: al hacer evidente que hay una situación, y generar un espacio para hablar sobre el tema, los estudiantes, como cuerpo, buscan controlar las reacciones de Valentina. En palabras de Spinoza, un cuerpo compuesto impacta un cuerpo individual y busca afectarlo.

 

Alessandro

 

En los audios 1 de octubre 2, 1 de octubre 3 está registrada una conversación con los estudiantes a propósito del examen de la Universidad Nacional. Y desde el inicio de la grabación 1 de octubre 4 está registrada la opinión de los estudiantes sobre el trato de un profesor.

 

Transcripción de la grabación 1 de octubre 4.

 

Alessandro: y él es a montársela a uno.

Edson: ¿a montársela por qué?

Alessandro: porque es que yo bailo y empieza “ay, baile”, y estoy quieto y me dice “no moleste, no hable, quédese quieto o baile” y quiere que uno baile como él y… sí me entiende, uno se estresa. Y pues, obviamente, uno molesta. Y… “quédese quieto, no sea fastidioso” y empieza a tratarlo a uno mal, y uno está al lado y le dice “quítese que usted es un fastidio”, entonces…

Sara: ese man es todo intolerante, qué fastidio.

Alessandro: el otro día yo le dije “por mí fuera, no entraba a su clase, pero es algo que uno necesita para pasar el año”

Edson: ¿le dijiste? Y ¿qué dijo?

Alessandro: se quedó callado… y como estaba con un amigo le dijo que… antes le había dicho que él no iba a pasar a ningún lado, a ninguna universidad.

Edson: ¿qué quién no iba a pasar? ¿Quién le dijo a quién?

Alessandro: el profesor de danzas le dijo a Pietro.

Edson: sí

Alessandro: que no iba a pasar a ninguna escuela, que no sé qué… diciéndole que era lo peor, y él dijo que le iba a demostrar, que no sé qué, y después si era pidiéndole disculpas, que eso no se hacía, que no sé qué. Y el man es de una actitud...

Sara: uish es todo…

Alessandro: …y es todo fastidioso y llega a pelear y a gritar.

Domenico: es todo asolapado.

Sara: ese es otro que debería de morirse.

Edson: pues… para tu satisfacción: todos nos vamos a morir. Ella primero (y señalo a Valentina)

Valentina: (risas) y dele con lo mismo.

Edson: no, pero primero se mueren los pescaditos que tiene ese man allá.

 

Si bien su interés está en los estudiantes que consumen marihuana en la institución, en esta oportunidad quiso contarnos sobre la difícil relación que tiene con uno de los profesores del colegio. Puntualmente, es el profesor de danza que, según Alessandro, se la tiene montada, no le permite hacer nada, lo reprime por todo lo que hace y es injusto con el trato que le da.

 

La primera observación que hizo Alessandro es que el profesor es homosexual (como si la heterosexualidad del estudiante fuera la causa del rechazo), luego empezó a contar que el profesor estaba en desacuerdo con todo lo que el estudiante hacía: bailar de una u otra forma, hablar, hasta quedarse quieto era una causa de represión.

 

Hay una tensión en su relación: el estudiante evita el conflicto pero siente que siempre es el centro de las burlas y regaños de este profesor. Recordemos que estamos hablando de uno de los estudiantes populares, de los que hacen bromas y llaman la atención. Es como si encontrara un contrapeso y su cuerpo y sus afectos reaccionaran defendiendo su individualidad.

Sus compañeros se sumaron a sus observaciones, y empezaron a contar anécdotas de situaciones en las que el profesor se desquitaba con un grupo específico. Al hacer públicas sus experiencias, los estudiantes buscan la conformación de un cuerpo más grande que sirva de respaldo.

 

A medida que avanzan las reuniones, se evidencia que el trato entre estudiantes y directivas se caracteriza por la unidireccionalidad y la imposición de la palabra por parte de las directivas; el trato con los profesores tiene la intolerancia como matiz principal (tal trato genera rechazo y violencia verbal); y el trato con sus compañeros es, en algunos casos puntuales, violento, tanto verbal (los constantes insultos hacia Beatrice y Marco) como físico (como el de Valentina, que ataca a sus compañeros).

 

Estamos hablando de casos puntuales. Recordemos el primer texto en el que los estudiantes afirmaban que lo mejor del colegio eran los profesores, y que el colegio era un lugar para hacer amigos. Pero, en este punto, estamos hilando mucho más fino, y vemos los puntos débiles del tejido social: los roces, los enfrentamientos, las molestias. Un cuerpo social aparentemente saludable, empieza a develar sus malestares.

 

En este punto, me parece oportuno recordar las palabras de Eco sobre los límites del no reconocimiento del otro

 

¿Cómo es que entonces hay o ha habido culturas que aprueban las masacres, el canibalismo, la humillación de los cuerpos ajenos? Sencillamente porque en ellas se restringe el concepto de «los demás» a la comunidad tribal (o a la etnia) y se considera a los «bárbaros» como seres inhumanos. Ni siquiera los cruzados sentían a los infieles como un prójimo al que amar excesivamente; y es que el reconocimiento del papel de los demás, la necesidad de respetar en ellos esas exigencias que consideramos irrenunciables para nosotros, es el producto de un crecimiento milenario. Incluso el mandamiento cristiano del amor será enunciado, fatigosamente aceptado, sólo cuando los tiempos estén lo suficientemente maduros. (Eco & Martini, 1996)

 

La sesión de hoy nos permitió pensar un poco sobre el reconocimiento del otro como un interlocutor válido. En este caso puntual, los estudiantes no sienten equidad en el trato. El foco de la educación se mueve de lo académico a lo social, y los estudiantes están más preocupados por superar impases sociales que por construir académicamente.

 

Luego de un ligero cambio de tema para liberar un poco la tensión, volvimos a hablar de sus ejercicios de observación.

 

Transcripción desde el minuto 3’00’’

 

Edson: ¿qué han observado, pelados? ¿Qué más han visto?

Alessandro: ah, pues yo como he mirado lo de las drogas… pues, hoy tuvimos un pequeño inconveniente que dos compañeros estaban fumando, y un padre de familia, se puede decir, vive acá al frente y los estaba observando. Y pues tenía un celular en la mano, entonces pensamos que estaba tomándoles fotos o los estaba grabando. Y pues quedaron asustados, y pues no se sabe nada de aquí hasta el viernes a ver qué les dicen.

Edson: ¿por qué hasta el viernes, por qué no mañana?

Alessandro: ¿cómo?

Edson: ¿por qué hasta el viernes?

Alessandro: porque hasta el viernes tienen…

Domenico: ya después…

 

Porque la siguiente semana había un receso escolar.

 

Alessandro: entonces no pueden decir nada. Hoy estaban diciendo “como no vino, entonces no nos van a decir nada. Entonces relajados sigamos fumando”

Edson: y ¿los mismos de siempre?

Alessandro: sí, los mismos de siempre.

Edson: ¡qué difícil ese tema!

Alessandro: eso ya no lo dejan.

Edson: ¿qué?

Alessandro: la droga, se volvieron dependientes.

Edson: sí, ¿y son muy peladitos?

Alessandro: sí, 16 años

Domenico: 15

Alessandro: de 15 a 17. Y ya no la pueden dejar.

Edson: ¿cada cuánto fuman los pelados?

Domenico: todos los días.

Alessandro: todos los días

Domenico: la necesidad.

Alessandro: todos los días se fuman un porro.

Sara: su record ha sido de 4 días sin fumar.

Domenico: Exacto, ya tienen la necesidad.

Valentina: cada vez el cuerpo la necesita.

Domenico: ya se volvieron dependientes.

Edson: y ¿hace cuánto están en eso esos chinos?

Alessandro: desde el año pasado.

Domenico: pues es que ellos estaban así, pero no era tan así, era de vez en cuando, cada mes.

Alessandro: y ahora están así desde principio de año. Cada vez se fuman un porro, ahora tienen una pipa.

Edson: ¡y nadie les dice nada!

Alessandro: ¡y nadie les dice nada! Y uno les dice “marica ya, es su vida”

Edson: ¿y qué dicen?

Alessandro: “ah, qué va, yo estoy normal, déjeme fumar” se pone bravo, y esa es una reacción que hace eso. Ya el man, a comienzo de año estaba normal, el man era todo bien. Ahora es re agresivo, y dice muchas estupideces también.

Edson: ¿pero ustedes siguen hablando con los manes?

Alessandro: sí, porque si uno les niega el saludo es peor.

Domenico: a él se la montan por una de las estupideces que ha dicho. Y ahora lo miran, y se pone bravo, sólo con mirarlo.

Edson: ¿Y ahí qué? ¿Hablarles será? ¿Será que sí se dejan hablar?

Valentina: no, ya internarlo. Pero vea que internarlo es peor.

Edson: pero, ¿esos son los de décimo? No, pero, salen del colegio en un mes. Y ¿después qué? ¿Quién los controla? Era lo que hablábamos hace ocho días: se espera que las personas que tienen autocontrol les digan: ya, bájele, se está haciendo daño, se está quemando el cerebro, ya fumó… este mes, ya bájele”

Alessandro: pues, nosotros les hemos dicho.

Domenico: pero no ve que no lo aceptan. Ellos dicen “ay nosotros lo podemos controlar”

Alessandro: y ¿cuándo ya no les haga nada eso, ahí qué?

 

Francesco

 

Está observando la relación entre profesores y estudiantes.

 

Edson: y ¿qué ha visto sumercé?

Francesco: no, pues lo que le decía del profe de danza

Edson: pero ¿es con todos?

Domenico: no, porque por ejemplo conmigo, no.

Sara: no, ese man debería morirse.

Francesco: pero es que nosotros jodemos harto.

Valentina: pero es que a uno le piden respeto y ni respeta él.

Edson: pero es que ustedes son muy mamones.

Domenico: es que ellos joden, pero por ejemplo Francesco jode y le dice “Molinari, quédese quieto” (uno molesta, y regaña a otro)

Edson: y usted ni jode… (Refiriéndome a Alessandro)

Alessandro: yo jodo, pero es que o sea, me la tiene montada a mí, o sea yo jodo y me mira a mí, y otros joden y se caga de la risa él.

 

[…]

 

Sara: y lo amenaza a uno con observador. ¡Qué man tan bobo!

Edson: ¿a las chinas también las jode?

Sara: no

Valentina: a algunas… es que él pide respeto pero…

Domenico: pero no se gana el respeto.

Alessandro: es la actitud de él.

 

Fíjense en que, si bien es una observación de Francesco, Valentina hace dos observaciones sobre el respeto. Nos reitera el hecho de que el respeto es algo esencial para ella: respetar y hacerse respetar.

 

Domenico

 

Está observando el bulliyng contra Beatrice y Marco.

 

Edson: ¿qué ha pasado con Beatrice y con Marco?

Sara: Beatrice es un fastidio también.

Domenico: por ejemplo Marco sigue siendo el mismo a pesar de los consejos. Todos los hombres lo cogimos a él y le dijimos “usted por qué no se despierta” pero no.

Valentina: ya se está defendiendo un poco más. Ahora madrea gracias a ellas.

Domenico: se ha despertado un poquito.

Valentina: se ha vuelto más guache igual que ellos pero bueno.

Edson: será que es el otro extremo

Sara: ése es un consentido.

Edson: ¿de quién?

Sara: de los papás… casi no lo sueltan.

Domenico: más de un papá lo notó. Por ejemplo mi mamá me dijo a mí. Es que a ese niño lo consienten mucho. Y es que llegaron y “hola, bebé ¿cómo estás?” muy consentido

Sara: y puede que a uno... o sea, que lo consientan a uno pero que uno sea despierto.

Edson: o sea que a estos de chiquitos no los querían (refiriéndome a Francesco y a Alessandro)

 

Sara

 

Ella está observando la interacción con la señora de servicios generales

 

Edson: ¿Tú hiciste alguna observación?

Sara: Sí, pero normal todo.

Edson: ¿No hiciste observación?

Sara: no

 

Todos los estudiantes hablan sobre todos los temas. No hay limitaciones para contar lo que ven o para opinar sobre cualquier situación. Todos hablan sobre la relación con los profesores, sobre el consumo de droga, sobre el trato con los compañeros. El grupo de chicos se volvió un solo cuerpo que observa. Se unen para observar, para opinar y hasta para intervenir en las situaciones, y se hacen fuertes como cuerpo. En palabras de Nina Cabra, se configuró un cuerpo de mayor potencia.

 

Pensarnos como cuerpo nos pone ante la evidencia de que somos parte de algo, estamos inscritos en la relación de movimientos de cuerpos más complejos que nosotros mismos. Y hablar de composición implica hablar de posibilidades de relación de cara a un horizonte: la preservación de la existencia. La vida misma de los cuerpos depende del encuentro con el otro, en medio de un movimiento mucho más complejo. Somos una parte de la naturaleza con una cierta capacidad de hacer cosas para preservar nuestra vida, pero hay cuerpos y causas exteriores que nos superan en fuerza y que pueden ponernos en peligro. Así, buscamos una composición que nos salve, que nos haga más fuertes: la sociedad es un “conjunto de hombres que componen su potencia respectiva para formar un todo de potencia superior.” Cuerpos que se configuran y se dispersan. Estos movimientos tienden hacia la afirmación de la vida, hacia la configuración de cuerpos más potentes, capaces de hacer y obrar lo nuevo de la vida. (Cabra, 2013)

 

Al construir redes sociales fuertes con sus amigos y con algunos profesores, los estudiantes están buscando defender su individualidad, reafirmar su ser.

 

Después de la sesión de hoy, pienso en cuerpo; tanto en los cuerpos individuales que son los estudiantes como en el cuerpo social que es la institución, y sus cuerpos intermedios: los profesores, los directivos, los estudiantes (como conjunto). Si cada uno de los cuerpos individuales está enfermo (su potencia para obrar es baja, es un cuerpo lento), los cuerpos que éstos conformen recibirán su potencia para obrar: el cuerpo compuesto llamado Institución educativa será triste, lento. Hoy, una estudiante nos dice que se lacera, otro que se siente atacado, son cuerpos cuya potencia para obrar disminuye cada día. Y ante esta situación, toman muchísimo valor las palabras de Nina Cabra sobre los cuerpos compuestos y la finalidad de los cuerpos individuales.

 

El cuerpo de cada hombre hace parte del cuerpo de su familia, del cuerpo de una institución, del cuerpo social, del planeta. Hacemos parte de la vida y todos nuestros esfuerzos han de dirigirse a la composición de un cuerpo más alegre, más potente. En la vida singular, cada hombre ha de moverse hacia los encuentros que alegren su vida, que lo muevan a la creación de nuevas formas de vivir que le permitan seguir vivo. (Cabra, 2013)

 

En nuestro caso, no hay un esfuerzo explícito dirigido a la composición de un cuerpo alegre, sólo hay transformaciones no controladas de cuerpos individuales que tienden hacia la tristeza.

 

 

1 Esta sesión quedó registrada en 4 grabaciones denominadas 1 de octubre 1, 1 de octubre 2, 1 de octubre 3, 1 de octubre 4.

2 Hablar de transformación de cuerpos es evidenciar cambios en sus opiniones, actitudes, decisiones y actos. Sin embargo, queda la tarea de pensar en los tipos de transformaciones que puede sufrir un cuerpo.

 

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