top of page

Deterioro Crónico Terminal

- Negrito, ¡Qué hubo! Yo pensé que te quedabas por allá. Tremendo viaje que te pegaste. 
- Hola, guapo. No no, solo iba a dar una vuelta. 
- Pero ¡qué vueltica! Me tienes que dar el secreto. 
- ¿Cuál secreto? No hay, sólo compras un pasaje y te vas. 
- ¡No me jodas! Seguro encontraste vuelos baratos y te ahorraste lo del hospedaje. Uno no puede irse tres meses así como así ¿y el trabajo?
- Trabajé todos los días desde allá. La mitad del día estaba de turista y la otra mitad, conectado trabajando, normalmente hasta media noche. 
- Negro, está loco. Tres meses así te revientan. 
- Y sí. Jajajajajajaja
- Bueno, pues me alegra mucho. Ya me contarás los detalles. 

De vuelta a casa, pensé mucho en la frase "negro, está loco". Tal vez lo estaba, pero las razones de fondo eran muy fuertes. No tenía opción. 

"Lo más rico de viajar, siempre es volver a casa" dijo el maestro Pushaina cuando volvimos de la Guajira. Tenía razón, extrañaba profundamente los abrazos de mis padres y de mi abuela, jugar fútbol con mis amigos, jugar parqués con mis primos y echar rulo por horas con mis amigas. 

Si decidiera radicarme en otro país, podría reemplazar algunas de esas cosas, pero no las más importantes. 

Bueno, y también estaba el DCT. No creí que fuera algo grave hasta el día del golpe en la rodilla. Finalmente, estaba de vuelta, a disfrutar de los placeres de casa. 

No es para sorprenderse, el domingo en la mañana, menos de 36 horas después de haber vuelto, ya estaba en una cancha de fútbol listo para ser feliz. Los muchachos me recibieron con abrazos y risas, y casi como si fuera parte de una broma organizada, me alinearon de titular y me permitieron ser capitán. 

Estaba muerto de miedo: llevaba más de tres meses de viaje y de fiesta, no me entrené en lo absoluto. Y la última vez que jugué, tuve un golpe muy serio en la rodilla que me dolió durante todo el viaje. 

Calenté lo mejor posible, evité chocar o hacer esfuerzos excesivos y jugué tan simple como pude. Salió bien, pero el dolor en la rodilla seguía y los muchachos lo notaron. El capitán se me acercó y me preguntó con preocupación:

- Negrito, ¿qué pasó? Hay que fortalecer esa pierna, te puedes joder en serio si juegas así. 
- Sí, caballito, tienes razón... Bueno, también hay otra cosa. 
- ¿Qué pasó? ¿Todo bien?
- Man, te cuento pero, por favor, no lo comentes con el grupo: tengo una condición de salud. 
- No diga, papi ¿es grave?
- Caballito... sí. Me estoy muriendo. 

Hubo un silencio tan frío, su mirada fue angustiante, como si hablara con alguien que ya estuviera muerto. Me tocó a mí romper la tensión del momento. 

Quita esa cara, marica, que todavía no me morí y tampoco me voy a morir mañana ni pasado... creo. 
Solo yo me reí. 

- Edson, no juegue con eso. ¿Cómo es la vaina?
- Pues, antes de viajar me hice exámenes de rutina. En la consulta, el médico me dijo que tenía algo llamado DCT (Deterioro Crónico Terminal). Me dijo que no tenía cura, que tenía que cuidarme mucho y hacerme exámenes semestrales de todo; principalmente de creatinina, tiroides y cáncer. 
- Marica, esto es muy serio. ¿Por eso viajaste?
- Algo me decía que tenía que viajar pronto. Cuando fui al médico ya había comprado pasajes. Y cuando me dio los resultados, le conté del viaje y me dijo que era lo mejor que podía hacer, que en mi condición, en poco tiempo no podría hacer un viaje así, caminar por horas ni jugar fútbol. Tenía que hacerlo ya. 
- Parce ¿me está jodiendo?
- No no, es en serio. El médico me explicó que mis células se están deteriorando cada día, y que muy pronto dejarán de regenerarse. No me dio una fecha o un tiempo, pero sí me dijo que iba a notar los cambios: manchas en la piel, caída del pelo, dolor en las articulaciones...
- Negro, y ¿eso es genético? ¿Sí es buena idea que juegues fútbol?
- Parece que sí es genético. Yo tengo que tener especial atención con la insuficiencia renal, el cáncer y la presión alta. Debo tener una dieta especial (que no cumplí para nada en el viaje) y tengo que entrenarme tanto como pueda para retrasar los efectos (pero tampoco me entrené en el viaje).
- Marica, no quiero ser imprudente, pero ¿el man le dijo algo de la expectativa de vida?

- Sí, esa fue mi primera pregunta. Me dijo que soy muy frágil: me puede matar un virus, una gripa o hasta una mala caída. Los primeros veinte años de vida no se siente nada, el cuerpo se desarrolla bien, los siguientes veinte empieza el deterioro: primero pierdes fuerza, duelen las articulaciones, se te cae un poco el pelo, se mancha la piel, sale panza y hasta te toca tomar pausas y respirar profundo cuando haces algún ejercicio fuerte. 

Lo más bravo viene después: entre los 40 y 60, tu masa muscular se reduce considerablemente, hay tendencia a que se suba el nivel de azúcar en la sangre, se reduzca la visión y la audición, y puedes hasta terminar enviando imágenes de Piolín diciendo "buenos días" en los grupos de WhatsApp. 

- No sea tan bobo, pues eso nos pasa a todos. 
- ¿Lo de las imágenes de Piolín?
- Bobo, pendejo. Y ¿cómo termina el tal DCT?

- Pues, es terminal. Me terminará matando, seguramente entre los 80 y 100 años. Difícilmente después de los 60 tendré la fuerza y las ganas de colgarme una maleta y recorrer ocho países en tres meses, atacar el estómago con gastronomías muy diferentes y el oído con lenguas ininteligibles. 

Le dije al médico que después de este viaje, me iba a recorrer Suramérica en moto, y luego me iba a recorrer Norteamérica en una casa rodante que voy a construir con mi primo. 

Seguramente después iré al sur de Asia un tiempo y remataré en Japón. Y cuando el deterioro esté avanzado, trataré de quedarme quieto en un lugar tranquilo como Australia o Canadá. O tal vez uno más cerca a la familia, como Aruba o Costa Rica. 

El médico estuvo de acuerdo. Me recomendó comer lo más saludablemente posible, hacer entrenamiento anaeróbico para mantener la fuerza y seguir con los exámenes de rutina por si surge algo. 

- Bobo, marica, me asustó. Yo en serio pensé que se iba a morir. 
- ¿Acaso tú no te vas a morir? ¿No te estás deteriorando lentamente?
- Pero no es una enfermedad. 
- Peor, porque eso te hace creer que tienes tiempo. Ya vas para los cuarenta y sigues esperando a que se te haga el milagrito de vivir lo que quieres vivir. 

¿Cuánto más vas a esperar? Terminaste el colegio y siguió la universidad. Terminaste el pregrado y siguió la maestría. Terminaste de estudiar y te enganchaste con la empresa. Tuviste hijos y empezaste a pagar el crédito de una casa...

¿Y ahora qué estás esperando? La pensión, imagino. O que los niños estén grandes. Mejor, estás esperando a tener tiempo y dinero. 


Sigue esperando, el Deterioro Crónico Terminal te llevará lentamente a una muerte segura. En un parpadeo te trajo hasta tus 40 años. En el siguiente tendrás 80, harás esfuerzo incluso para levantarte de la cama y te preguntarás:


¿Por qué no lo hice cuando tenía la energía?

  • LinkedIn Social Icon
  • icono-gmail
  • YouTube Social  Icon
bottom of page