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No más lectura masturbatoria

Texto con el que se concluyó la jornada pedagógica del 4 de julio de 2013 con los profesores de "Lengua castellana" de la Red de Colegios Colsubsidio.

 

"De antemano, me disculpo porque seguramente sonaré irrespetuoso, insolente y tal vez algo prepotente. Pero quiero aprovechar este espacio para hacer un llamado a las armas.

 

Abandonemos, de una vez por todas, la lectura masturbatoria que no nos ha llevado a ningún lado.

 

NO JODAMOS MÁS CON COELHO

 

Nos vendieron la idea de que la formación integral de un chico debía pasar por unos momentos específicos.

 

Nos aseguraron que la educación por competencias con su saber y saber hacer en contexto iba a ser la solución al aprendizaje memorístico que había acabado con generaciones enteras de estudiantes.

 

Y ahora, el ministerio espera que los colegios estén en nivel Muy Superior y que todos los estudiantes salgan derechito para una universidad reconocida; además, quieren que los chicos lean en silencio, sin dormirse y que nosotros, los profesores, no estallemos un día cualquiera y asesinemos a todo el mundo, tratando de huir del absurdo plan en el que estamos inmersos.

 

Competencias, la palabra más repetida en los colegios desde hace 15 años. Y sus fieles amigas: interpretar, argumentar, proponer, niveles de lectura, literal, inferencial, crítico e intertextual.

 

Los profesores nos cansamos de repetir esas palabras cada año, como un disco rayado, una y otra vez. Tratamos de convencer a los estudiantes de que esa es la llave que abre la puerta hacia el conocimiento. Ni siquiera nosotros nos creemos semejante carretazo.

 

Y cuando el estudiante sale de la prisión llamada educación media y llega a la “libertad” de la universidad, se encuentra con la bella noticia de que el modelo manda, también allí. Lo llaman Saber Pro, algunos lo conocimos como ECAES.

 

Y seguimos en lo mismo…

 

Convertimos el ejercicio de leer en una obligación, ahí se perdió el encanto. La lectura debería estar prohibida. Porque ¿qué tanto puede alimentar la lectura obligatoria?

 

Instrumentalizamos la lectura, la convertimos en "el medio para ser una mejor persona". Y nos olvidamos de la oralidad, dejamos de lado el cuerpo, la experiencia, los afectos, la sensación, LA PASIÓN; por todos los dioses del Olimpo, cómo vamos a olvidar las pasiones.

 

Mandamos a las artes y a la cultura física al fondo del salón, y nos montamos en el reino de los números y las palabras. Y esperamos que niños entre los 5 y 17 años, rebosantes de energía, se queden quieticos durante 15 minutos, leyendo cosas que no les importan.   

 

- “y es que parece que tuvieran pulgas en culo” decimos molestos por su incapacidad de quedarse quietos.

 

Peor, mucho peor que eso: están vivos y tienen ganas de aprovechar su tiempo y su energía. ¡Qué atrevidos somos!

 

Acaso nos hacemos los locos con las inteligencias múltiples de Gardner o con el aprendizaje significativo de Ausubel. Si para ellos no es significativo quedarse quieticos y calladitos, es un abuso psicológico obligarlos a quedarse ahí.

 

Si no quieren leer, pues que no lean.

 

Los profesores vivimos renegando de la imposibilidad que tienen los chicos para encontrar una idea principal, para redactar un párrafo o para dar cuenta de una macroestructura. Pero si nunca le encontraron sentido a eso, ¿por qué habrían de aprenderlo?

 

Y no es sólo aquí, yo estoy evaluando ensayos finales de mis estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia, y la situación no es tan diferente. Si no sienten pasión por lo que hacen, es obvio que no lo van a hacer bien.

 

Creo que las nuevas generaciones nos están obligando a cambiar nuestra forma de enseñar.

 

EL PROFESOR YA NO ES EL DUEÑO DEL CONOCIMIENTO   

 

Los estudiantes tienen, a la mano, todo lo que necesitan para aprender. Y, entones, vienen nuestras preocupaciones de siempre

 

¿Y cómo filtran lo que encuentran?

¿Quién los cuida de que no se vayan a meter con cosas malas?

 

Pues NADIE o ¿quién nos cuidó a nosotros? Y sobrevivimos.

 

Lo triste es que ahora nos convertimos en los guardianes de la verdad, en los dueños de la enseñanza y en los guías del conocimiento.

 

¿Queremos que nuestros estudiantes lean?

 

Maravilloso. Hagámoslo.

Sólo debemos seguir 3 pasos breves:

  • No podemos obligarlos.

 

Una cosa es obligarlos a quedarse quietos y callados, eso no tiene nada que ver con disfrutar la lectura.

 

Otra cosa es obligarlos a que lean, eso puede llegar a ser contradproducente si lo que queremos es generar un gusto más que un hábito.   

 

Y otra, muy diferente, es que ellos se apasionen con lo que están leyendo. Ésa es la única forma.

 

Toda imposición genera un rechazo, nosotros lo sabemos mejor que nadie, o quién de nosotros no ha querido salir corriendo de un salón de clase inmanejable, y sin embargo nos ha tocado quedarnos ahí, mirando las perezosas manecillas del reloj que se ríen de nosotros segundo tras segundo.

  • Tenemos que ampliar nuestro concepto de lectura.

 

No leemos solamente cuando estamos frente a un libro. Lo hacemos también frente a un cómic, una película, una canción, un momento de la vida real.

 

Si estamos de acuerdo en que la lectura es un proceso semiótico de construcción de sentido que realiza un lector, con conocimientos previos, de un texto creado con unos fines comunicativos específicos. Pues tenemos que aceptar que UN TEXTO no siempre está compuesto por letras, y que los textos que más necesitan ser leídos son los textos de la vida cotidiana.

  • Si nos empecinamos en que lean literatura, pues qué mejor oportunidad para envenenarlos. Saquémoslos de una vez por todas de la lectura masturbatoria, deóntica, utópica.

 

Les cambio los sonoros Salmos y Proverbios por el brusco Levítico y su código Hammurabi, o por las enseñanzas de Jueces 19 (el levita y su concubina) que muy bien aprendió el sátrapa del Valle de Aburrá que ha usado este país como su gran finca durante los últimos 20 años (porque no fueron solo los 8 años de su mandato). Y vean qué éxito tiene ser un tartufo, hace poco fue elegido como El Gran Colombiano.

Que su lectura sea masoquista. Les cambio "juventud en éxtasis" por "filosofía en el tocador" ¿quién entenderá mejor a Donathien Alphonse Françoise, el Divino Marqués de Sade sino los jóvenes de hoy en día? Que no vean más porno de falos gigantes y enfermeras insaciables, mejor que conozcan el infortunio de Justine, la picardía de Juliette y el deseo de Eugenia.

 

Que si han de masturbarse, que sea con un producto de lo más perverso de su imaginación y no creyendo que el universo conspira para que alcancen sus sueños, porque ya vimos que ese onanismo arítmico de mano izquierda no lleva a ningún final feliz.

 

Que su lectura sea demoledora, dejemos de lado el imperio de la razón. Baruch de Spinoza nos demostró que los afectos determinan el actuar de los cuerpos y que ese “pienso, luego existo” fue sólo una gran mentira que Descartes le hizo creer a los intelectualoides de occidente.

 

Cuando dos cuerpos entran en contacto, se transforman. Cuando un estudiante entra en contacto con un libro, se transforma. De nosotros depende el tipo de transformación al que lo estemos llevando.

 

Si lo obligamos, seguramente lo convertiremos en un iletrado funcional, si lo seducimos, podríamos convertirlo en un lector apasionado. Y es fácil, sólo debemos elegir los textos que no promocionan en TV; ésos que lee el tío loco o el primo marihuano, ésos son los que hay que buscar.   

 

Les cambio a Walter Riso por Walter Benjamin; y hasta les dejo los textos. Si alguien supo destruir la filosofía con la lógica paradójica, y con la combinación del tetragramatón de la cábala judía y el materialismo histórico, fue justamente él. Tan opuestos que sólo Benjamin y su bendita pasión podrían combinar.

 

¿Queremos que conozcan la triste historia de occidente? pues que empiecen por Las Venas abiertas de América latina y sigan con la La puta de Babilonia, la grandísima puta, la meretiz de las meretrices, y leamos esta última con wikipedia al lado para contrastar los datos del maestro Vallejo.

 

Y de paso, le perdemos el miedo a Wikipedia, que se actualiza más rápido que La Enciclopedia Británica y, aun así, le tenemos pánico. Somos felices repitiendo una y otra vez que eso no es respetado en el ámbito académico. Pero todos hemos parado en ella cada vez que queremos buscar algo.

 

Así, antes de quedarnos sin trabajo por culpa del Rincón del Vago, Tareas Fáciles y Monografías.com, seamos nosotros los que invitamos a nuestros estudiantes a reírse de Yahoo Respuestas y a gozarnos la gran biblioteca de la Ciudad Seva y Grandes Relatos.

 

NO MÁS LECTURA MASTURBATORIA, POR FAVOR.

 

Las “obras”, o mejor, el compendio de “consejos de solterona” de Carlos Cuauhtemoc Sánchez, Jorge Duque Linares, Paulo Coelho, Walter Riso, Gonzalo Gallo merecen lo que el dominico Savonarola le hizo a las obras de Botticelli: la hoguera.

 

Ya no más con el deber ser.   

 

Dejémosle la competencia interpretativa al pregrado, la argumentativa a la maestría y la propositiva al doctorado.

 

- Si tenemos estudiantes apasionados con la lectura, no tendremos que ayudarles a buscar ideas principales.

- Si nuestros muchachos pasan horas consumiendo la vastísima producción de manga, ánime, y ¿por qué no? Hentai, no tendremos que explicarles la diferencia entre párrafo y viñeta.

- Si los volvemos apasionados al cine, no tendremos que explicarles los momentos de un texto narrativo.

- Si se vuelven lectores casi adictos de los textos de Eduardo Galeano y William Ospina, no tendremos que preocuparnos por las tesis, antítesis, síntesis, hipótesis, premisas, argumentos, proposiciones, conclusiones y corolarios de los textos argumentativos.

 

Sólo imaginen la bella novia que tendrá el estudiante que entienda por fin las palabras de Oliverio Girondo, y que le importe un pito si las mujeres tienen senos como magnolias o pasas de higo, la piel de durazno o de papel de lija, que le dé una importancia igual a cero a que se despierte con aliento afrodisíaco o aliento a insecticida.

 

Que entiendan de una vez por todas que el mundo se construye con palabras, las realidades más bonitas y más terribles han sido posibles gracias a que alguien habló, y otro alguien escuchó. O acaso cómo convencimos a nuestra primera novia de que nos dejara conocer su hermosa sonrisa... vertical.   

 

“Y las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio”.

 

¿Quieren una estrategia de lectura?

 

Empecemos a leer lo prohibido, nada genera más placer que lo prohibido, que Sade te lleve a Miller, y Miller a Jattin, y éste a Bukowski y, sin duda, terminarás leyendo el Calila e Dimna de Baidaba, sabios chacales. Y de allí al Lobo estepario, Hermman Hesse en el papel de Harry Haller, solo para locos... Y comenzaremos, profesores y estudiantes, a viajar en el tiempo, a conocer las hermosas palabras de Zaratustra del maestro Nietszche y las interesantes reflexiones de Wilheim Reich.

 

Sólo entonces, tendremos que sacar a nuestros estudiantes de las bibliotecas en lugar de invitarlos a ellas.

 

Serán tan adictos a su propia imaginación que escribirán hasta embriagarse, como lo me embriagué yo, escribiendo este texto. Qué orgasmo más maravilloso sentí cuando puse el punto final.

 

¿Será que una persona que muera por escribir bien no se interesará por cómo escriben los grandes?

 

Ese es el buque que quiero atravesar hoy aquí, romperles los muros del entendimiento con él. Para que, al cabo de unos años, todos podamos decir con la pasión que nos caracteriza a los profesores:   

 

"AHÍ LO TIENEN, CABRONES..."

 

Cuando ese estudiante ex analfabeta publique su primer libro, cuando nuestro nombre figure en los agradecimientos y sepamos que fuimos capaces de cambiar una vida.

 

Muchas gracias por acompañarme en este viaje.

 

Quiero despedirme recordando al maestro Wittgeinstein que nos decía "Los límites de tu lenguaje, son los límites de tu mundo" …y de nosotros depende, en gran medida, que el límite del mundo de nuestros muchachos llegue hasta la puerta del salón o hasta los rincones más profundos de su locura.

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