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Hermes

La tierra,

 

Apreciada humanidad, espero que este mensaje los encuentre bien. Está programado para llegar a ustedes el 10 de noviembre de 2020. Solo queremos enviar una voz de aliento, y mostrarles el camino a la salvación.

 

Antes que nada, sepan que no tuvimos alternativa. La especie estaba destinada a desaparecer: el uso de combustibles fósiles estaba llevando al límite el ecosistema, las demás especies animales desaparecían por su mano a un ritmo descontrolado, y una vez que acabaron con todos los depredadores de tamaño mayor al suyo, empezaron a destruirse entre ustedes por diferencias raciales, étnicas o religiosas. Sin nuestra intervención, la especie habría desaparecido.

 

El Covid-19 fue solo el inicio. Necesitábamos detener el ataque contra la naturaleza y controlar la contaminación ambiental. Además, la sobrepoblación hacía que los recursos se agotaran y la poca consciencia impedía la reforestación. Decidimos empezar con la población mayor, por eso atacamos el sistema respiratorio. El 2020 fue solo una prueba para identificar su resiliencia y capacidad de adaptación. En un año, el virus alcanzó un insignificante número de cinco millones de vidas humanas. Descubrimos que fue un movimiento inútil al ver que la tasa de natalidad había aumentado por el confinamiento.

 

En el año 2021, futuro para ustedes, pasado para nosotros, les llegará el Syrup-21. Sus intentos por crear una vacuna eficaz contra el Covid serán infructuosos hasta la llegada del Syrup. Fue casi irónico enviarlo a un país del tercer mundo, y ver cómo su juego económico se transformaba por completo (aprovecho para decirles que su concepto del dinero siempre nos causó curiosidad, entre tantos dioses que quisieron imponerse, ése fue el único que nunca tuvo ateos).

 

Syrup-21 se distribuyó clandestina y gratuitamente en los países pobres, pero se vendió a los más altos precios a los países ricos. La vacuna fue totalmente exitosa, y tardaron casi tres años en descubrir que su único efecto secundario era la infertilidad. El crecimiento de la población se detuvo de inmediato, el dinero se redistribuyó en todo el orbe y se detonó, casi inmediatamente, la segunda gran ola de extinción.

 

Primero vinieron las muertes por depresión, los suicidios, y luego, con los bolsillos y la barriga llenos, empezaron a llegar las enfermedades. La infertilidad afectó a un 98,6% de la población mundial, y esa mínima franja de personas capaces de reproducirse, tenían una sola característica en común, pero todavía no hablaré de ellos. La gran mayoría de humanes (como se hicieron llamar después del 2025) que no podían reproducirse, dieron rienda suelta a sus más perversos deseos sexuales.

La imposibilidad misma de continuar con la especie, los llevó a la decisión de acabar con su existencia a través de la vulneración del cuerpo en prácticas sadomasoquistas. Para los sistemas judiciales de los diferentes países se volvió imposible determinar culpables y víctimas: todas las personas exploraban los límites de su deseo hasta llegar al único y último límite posible, la muerte.

 

Lo llamaron, la gran partida. Millones y millones de personas copularon hasta morir, despojados de toda esperanza de conocer a su progenie, y ahogados en un deseo tan vacío que solo buscaba el final.

 

En 2035, luego de 2.356 millones de muertes a nivel mundial, la locura se detuvo. Los adolescentes asexuales empezaron un movimiento llamado “la última generación”. Una doctrina filosófica que buscaba la iluminación del espíritu, a través del abandono del cuerpo y sus deseos. Fue en ellos que vimos una oportunidad para su salvación. Su decisión primaria, fue la de negar los estímulos del cuerpo, y concentrarse en la plenitud de la mente.

 

A lo largo del siglo, sin nuestra intervención, las generaciones de adultos infértiles murieron paulatinamente. Para finales del siglo XXI, la población mundial estaba por debajo de las mil millones de personas, la naturaleza había renacido, y los pocos neonatos sobrevivientes del siglo estaban tan distantes unos de otros, que habría sido casi imposible estimular la reproducción natural.

 

Y allí, intervinimos por última vez. Desde sus orígenes, siempre necesitaron un pequeño impulso para descubrir y desarrollar nuevas tecnologías: la escritura, la electricidad, la energía termonuclear… son solo algunas de las bondades del conocimiento que les fue negado desde su creación, y se los hemos dado poco a poco. Al ver la forma en la que usan cada tecnología dada, decidimos qué darles y qué negarles. Por obvias razones, nunca habríamos podido concederles acceso a los viajes en el tiempo o al espacio exterior.

 

Sin embargo, siempre demostraron un gran gusto y habilidad por la virtualidad, hasta convertirla en uno de sus bienes más preciados, así que decidimos abrir el espectro, y permitirles el intercambio limitado de materia física a través de medios digitales. No quiero entrar en detalles sobre las desagradables prácticas que llevaron a cabo con tal tecnología, pero sí quiero contarles que le dieron algunos buenos usos.

 

En este momento, su planeta florece, y cada individuo de la especie cuenta con alimento suficiente para sobrevivir. El intercambio de materia física nos permite alimentarlos directamente en sus celdas, sin necesidad de que salgan de ellas; nos aseguramos de que reciban la temperatura adecuada y la suficiente luz para que su piel desarrolle las defensas que necesitan.

Debo decirles que sus cuerpos han cambiado, sus ojos son notoriamente más grandes, bastante sensibles a los cambios de luz; contrario a nuestras predicciones, el dedo meñique ha perdido tamaño por falta de uso y consideramos que en un siglo o dos, podría desaparecer; la luz ultravioleta a la que están expuestos ha hecho que la melanina mute, y el color de su piel se ve cada vez más gris y uniforme, y la presencia de vellosidad en sus cuerpos es cada vez menor: de alguna manera, esto ha hecho que disminuya el racismo; su continuo esfuerzo mental y la ausencia de actividad física, ha hecho que las proporciones de sus cuerpos cambien: la dieta vegetariana que les brindamos es adecuada, pero sus prácticas moldean las transformaciones.

 

En los milenios transcurridos desde su creación, nunca antes habíamos evidenciado cambios tan bruscos en tan poco tiempo, pero tampoco nunca antes, desde la revolución agrícola, habían cambiado sus prácticas de manera tan drástica.

 

Me alegra contarles que todos los deportes, individuales y de conjunto, siguen vigentes. Dado que sería un riesgo dejarlos salir de las celdas en la que nacen, y entrar en contacto con otras personas, todas estas actividades se virtualizaron, y tienen un grado tal de realidad, enriquecida por una dosis de imaginación, que ninguno ha pensado en la posibilidad del contacto físico real.

 

No es necesario que les hable de las cenas familiares, la caza de animales o personas, o de la pornografía. Ustedes se han encargado de mejorar cada experiencia. Me permito decirles que son realmente fascinantes.

 

Sobre la vida silvestre en el planeta, les informo que no los extraña, y estamos planeando restablecer el equilibrio natural tal como estaba antes de su aparición. Eso sí, manteniendo alejadas las celdas humanas de los espacios vitales de las demás especies.

 

Para terminar, debo felicitarlos por su enorme capacidad de adaptación, el desarrollo de su inteligencia es imparable, y a este ritmo, les tomará menos de 30.000 años humanos llegar a ser eso que desde un principio esperábamos de ustedes.

 

Con afecto y con el eterno anhelo de verlos cada día mejor,

 

Hermes

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