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La puerta del cielo

¿Qué es ser rolo?

 

Cualquiera que haya vivido algunos años en la acrópolis colombiana, podría responderte que Bogotá es la ciudad con el clima más raro del mundo: seguramente puedes experimentar las cuatro estaciones en un mismo día. Te contará sobre la travesía que significa viajar en Transmilenio a las 6:00 de la mañana o de la tarde; o las peripecias de los conductores de carros particulares para llegar al trabajo antes de pico y placa. Sin duda, alguien hará referencia a la inseguridad en algunos sectores y a los altos precios en otros. Ojalá, alguien les cuente sobre la red de bibliotecas públicas, los museos, la ciclovía y los ciclopaseos nocturnos que poco a poco se toman la ciudad. Y que les cuenten del Chorro de Quevedo, Monserrate, los parques y el Aquelarre de la Nacho.

 

Yo quiero contarles qué es ser un rolo de la localidad 20 de Bogotá.

 

A sólo 2 horas de camino, saliendo por Usme, puedes subir hasta 3450 msnm. 3450 mt más cerca de las estrellas, entre frailejones, ríos, lagunas y mariposas de mil colores. Una Bogotá en la que el sol es un invitado y el frío es tu anfitrión.

 

La puerta del cielo

 

Bienvenidos a una Bogotá sin trancones, sin contaminación, en la que el ruido de los carros es reemplazado por el rumor de los ríos, que, como caminos, se conectan a lo largo y ancho del páramo. Si tienen unas buenas botas y van río arriba, encontrarán cascadas de hasta 60 mts de altura, como la Chorrera de la Plata, eso sí, después de 4 horas de camino.

 

Los despertadores son reemplazados por gallos finos que empiezan a cantar a eso de las 5:00 a.m. y lo siguen haciendo aún a las 9:00.

 

La localidad de Sumapaz se divide en 3 corregimientos: Nazareth, Betania y San Juan; y cada uno de ellos puede tener entre 20 y 30 veredas, y unas 20 familias por vereda. Así así, en todo Nazareth sólo suman 22 estudiantes en grado 11, y 35 en San Juan.

 

En su mayoría, cada chico está en su finca y desde niños pueden enseñarle a ordeñar, sacar el suero de la leche, hacer queso y arequipe, sembrar y preparar la papa de tantas formas como la imaginación lo permita.

 

Sí, hace frío, y la mayoría de los días llueve y no se ve el cielo; las nubes tienen que pedirle permiso a las montañas para seguir su camino. En San Juan puede tocar las nubes con la mano y si le da por orinar, señor visitante, busque bien porque el frío es bravo.

 

El atuendo típico es la ruana y las botas de caucho, pero si baja hasta la Unión, se sentirá como en casa: como en una manzana de un barrio de cualquier otra localidad, incrustada entre las montañas. Ahora ¿qué une la Unión? Pues desde aquí está como a 4 horas de Usme; a unas 6 de Colombia, Huila; y a 8 de la Uribe, Meta; también llega en hora y media a Cabrera o a Pasca, Cundinamarca.

En los puntos altos, la ruana es una segunda piel, y en toda la localidad, despertará cada mañana con un concierto de Mirlas, Chonchas y Copetones. Aunque se ven motos, camionetas y rutas escolares, los parqueaderos son para equinos, ovinos, caprinos, y porcinos.

 

Si no le gusta la papa, aquí le encontrará el gusto a fuerza de costumbre; además, podrá disfrutar de arveja y maíz, y lo reto a diferenciar entre habas, cubios, hibias y chuguas.

 

A las 6:00 p.m. oscurece, y bien puede dormir con los ojos abiertos porque la oscuridad es tal que verá lo mismo: nada. Y no se preocupe si, mientras duerme, siente que no puede moverse, o se despierta con chupones en el cuerpo, cualquier sumapaceño le puede explicar qué pasó.

 

Cruce los dedos para que haya una ducha donde se va a hospedar, si no, la temperatura del agua lo va a mantener bien conservadito.

 

La gente es amable, y cada saludo en la carretera va acompañado de pregunta por la familia y despedida formal, así estén ya a varios metros. Y como usted es foráneo, va a ver todas las ventanas con un rostro detrás, y no se preocupe por presentarse, porque desde que llega, ya todos saben todo de usted.

 

Espero que sea de buen apetito, porque los platos estarán rebosantes. Recuerde siempre que el cariño y la amabilidad se miden en la cantidad de la comida. Eso sí, no espere equilibrio en la dieta, entienda que estamos en la tierra de la agricultura, y no hay mejor forma de agradecer que comiéndose todo, y pidiendo un poquito más, si puede.

 

Todavía hay mucho qué decir y mucho que conocer, lo animo a que venga de visita, para que se convenza de que ser rolo, va más allá de ir a bares en la zonas T o G, comer en Andrés carne de Res o comer tamal en Monserrate.

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